¿Estresad@? Renuévate y mejora tu calidad de vida con wellness

Cada vez y con mayor frecuencia la palabra wellness está inmersa en nuestro entorno, ya sea en algunas conversaciones, en el trabajo o en las redes sociales. Esto no es casualidad, tiene mucho que ver el ritmo acelerado de nuestra sociedad, la cual es más exigente y demanda de cada uno de nosotros el pasar a la acción, bien y a la primera.

Ser ágil y rápido para cumplir nuestros compromisos profesionales, sociales, familiares o escolares se ha convertido en una primera necesidad, que incluso puede denotar competitividad, adaptabilidad o supervivencia. Se busca la eficiencia, sin embargo, en algunos casos el precio que se paga por ella, puede reflejarse en que experimentemos episodios o altos niveles de estrés o burnout. Es por esto, que también es preciso mantener un equilibrio que nos permita disminuir aquellos niveles que reducen de manera considerable el bienestar en nuestras vidas, o peor aún, que lo elimine.

Hoy es fácil identificar al wellness como bienestar, con estar bien con uno mismo y con los demás, además implica equilibrio, mayor eficiencia laboral o más energía. En 1950, Halbert Dunn lo definió como “el camino hacia un estado funcional cada vez más alto”. Con el paso del tiempo se han  considerando las dimensiones mentales, físicas y espirituales, abarcando el bienestar en general de cada persona.

Con tanta información a la que tenemos acceso, podemos encontrar bastante literatura al respecto, sin embargo la mayoría apunta a que el wellness busca una mejora del equilibrio entre la mente y el cuerpo, incluyendo la gestión de emociones y pensamientos, también involucra el trabajo físico con el psicológico, para así tratar de evitar la aparición de estrés, o al menos reducirlo. Por lo tanto, es importante que el bienestar humano implique más que una buena salud, ya que además de incluir el correcto funcionamiento de nuestro organismo, involucra nuestra capacidad para optar o elegir por encontrar los medios para alcanzar nuestra autorrealización.

Considero relevante también mencionar la palabra estrés, aquella que nos hace experimentar una serie de sensaciones y actuar de diferentes formas cuando se aparece en nuestras vidas. Si por ahora consideramos únicamente el significado, podemos pensar en tensión, presión o énfasis, pero ¿Qué implica?… Para Hans Seyle (1950) el estrés “es la respuesta de adaptación general del organismo ante cualquier estímulo estresor o situación estresante”. Este buen intento por definirlo abrió la puerta de una investigación más profunda acerca del tema, la cual sigue siendo materia de estudio, incluso considerando al estrés como una enfermedad definida por la OMS en 2007 como “el conjunto de reacciones fisiológicas que preparan  al organismo para la acción”. También es una afección que tiene implicaciones en el ámbito psicológico.

Actualmente, el estrés se clasifica de 2 maneras: Distrés y Eustrés, el primero es el proceso que supera el equilibrio del organismo, causando fatiga, ansiedad, irritabilidad e ira, es decir, se pierde el balance natural de nuestro cuerpo, el cual altera niveles neurológicos generando sustancias internas que pueden resultar tóxicas. Hablemos de las causas, las cuales van desde reacciones emocionales como la tristeza, irritabilidad, apatía, indiferencia, inestabilidad o ansiedad. Las reacciones cognitivas afectan el aprendizaje y la memoria, causando distracción o baja productividad. En cuanto al comportamiento, estará presente la agresividad, pasividad, mal humor o problemas en nuestras relaciones con otros. A nivel fisiológico se podrá detectar agotamiento, cambios en el apetito, en el peso corporal, cansancio, alteración del sistema inmune o de los ciclos del sueño. Ahora, imagínate pensar en lo que lo incrementa, desde el gran significado que puede tener para cada uno, lo que implica algún cambio y el desgate de energía para adaptarse a éste o las expectativas que están en juego durante el proceso.

El eustrés implica un proceso de adaptación que se activa para resolver alguna situación en concreto, dura poco tiempo y  se puede decir que favorece la vida, es el que nos permite estar alertas  para reaccionar ante algún reto o peligro, es decir, primero respondes o actúas y posteriormente te das cuenta o piensas que lograste esquivar alguna situación de riesgo o exigencia urgente.  Por lo tanto, no todo el estrés afecta al organismo, en ocasiones lo protege y es positivo.

Ahora revisemos lo que es el burnoutconocido también como estrés laboral o síndrome de desgaste profesional. Definido como el “agotamiento progresivo físico y mental más la falta de motivación en el trabajo”. Fue hasta finales de los años 70, cuando diferentes autores empezaron a revelar información relevante sobre el tema y que sigue vigente.  Los principales síntomas que lo caracterizan son los cambios en el estado de ánimo, agotamiento mental, falta de energía o dolores musculares, lo cual puede traer consigo diversas consecuencias como: Alteraciones en el sueño, sistema inmune, cardiovasculares (corazón, presión, masa muscular) o ansiedad y depresión.

Acaso ¿Te encuentras familiarizado con esto? Si tu respuesta es sí, ¿Te has puesto a pensar en el daño que le causa a tu cuerpo?, ¿Cómo impacta en las funciones que desempeñas día a día?, ¿Qué tipo de consecuencias tendrá a largo plazo?, ¿Cómo afectará tus relaciones familiares, de trabajo, de pareja, con los amigos o en la escuela? Todos en algún momento de nuestra vida nos hemos enfrentado al estrés y hemos respondido o reaccionado ante él en función a nuestras percepciones, creencias, emociones, pensamientos o interpretaciones.

La buena noticia, es que no todo está perdido y que en gran medida de ti dependerá el cómo vayas gestionando todo lo que implica. En un principio, es vital que puedas reconocer que presentas un cuadro de estrés para que puedas poner manos a la obra.

Aquí te menciono algunos tips que tal vez puedan ser de utilidad para disminuir el estrés o el burnout:

  • Un paso a la vez, el estrés como cualquier alteración no se elimina a grandes bocanadas, es necesario un proceso consciente y con intención para tratarlo. Para grandes objetivos en la mira, segmentar o trabajar en fases es de gran ayuda.
  • Cuídate, esto en toda la extensión de la palabra. Desde tu alimentación, la calidad de tus pensamientos, la higiene de tu cuerpo y la práctica del deporte. Todos en conjunto son imprescindibles para esta batalla. Existen alimentos que pueden ayudarte a oxigenar tu cerebro o incluso, ayudarte a subir niveles químicos que juegan un papel importante en tu estado de ánimo, por ejemplo: La naranja, el limón y la berenjena te ayudan a reducir el cortisol generado por la amígdala. Ingerir nueces, almendras, arroz integral, avena y germen, te ayudarán a tener mayor energía y estimularán tu sistema inmune, porque poseen vitamina E, la cual funciona como antioxidante. Los alimentos que contienen magnesio como el chocolate negro, vegetales de hoja obscura (acelga, espinaca o lechuga),  el plátano, el aguacate o las lentejas evitarán o reducirán molestias musculares, ya que son un aliado para combatir la hipertensión arterial, disminuyen la fatiga y son un regulador del sistema nervioso ayudando a disminuir el insomnio y la ansiedad.
  • Puedes practicar el agradecimiento. Diversos estudios nos hablan sobre el impacto de esto, por ejemplo, estudios realizados en Yale dicen que el ser agradecido aumenta la alerta, el entusiasmo, la determinación, la atención y la energía. En Harvard mencionan que mejora la salud y fortalece las relaciones. En la Universidad de California avalan que reduce enfermedades y mejora la calidad del sueño. La Universidad de Colombia argumenta que mejora el sistema inmune y reduce la ansiedad y la depresión. Otros estudios revelan que aumenta la felicidad, la productividad y mejora la calidad de vida. Todo esto suena bastante bien ¿no crees?
  • La asertividad es tu gran aliada. Te permite comunicarte de una mejor manera, además desarrollarás la habilidad de la escucha activa, la empatía y la objetividad en tus conversaciones.
  • Los límites cuentan. Es muy importante aplicarlos con responsabilidad y compromiso.
  • Si es tu caso, aprende a delegar. Recuerda, no somos súper humanos, y la ayuda no le va mal a nadie, determina qué funciones puedes delegar o trabajar en equipo.
  • Priorizar es necesario. Sabemos que en la actualidad, todo es urgente y para ayer, por lo tanto organizar y trabajar sobre lo más importante te ayudará a administrar tus tiempos y a resolver para avanzar con tus actividades.
  • La calidad de tus emociones es una guía para la calidad de tus pensamientos, y tus pensamientos son tu ancla para tomar decisiones.

Con  el punto anterior, me interesa abordar la importancia de nuestras emociones y pensamientos, y con ello la correcta gestión de los mismos, ya que de ellos se desprenden las decisiones que tomamos para actuar ante las circunstancias de la vida. Cuando optamos por mejorar nuestros hábitos, nuestra alimentación o nuestra actitud, siempre estará de por medio la demanda emocional y cognitiva que estos cambios requieren para que los llevemos a cabo, y por lo mismo será necesario aceptar que el adaptarnos a cosas diferentes implica una evolución personal e incluso desprendernos de cosas o hábitos que en su momento fueron gratos, por lo tanto también hay un precio que pagar para seguir adelante y lograr nuestros objetivos, en la medida en la que puedas gestionar la frustración que te cause de manera individual, podrás empezar a pensar que estás caminando por el sendero que te permita madurar y crecer.

Finalmente, recuerda que los cambios que ejerzamos en nuestras vidas requieren conciencia e intención para lograrlos, no te desanimes si es que te cuesta trabajo, la constancia, el compromiso y el autoconocimiento pueden ser un buen sensor o brújula para que te puedas empezar a organizar e imponer nuevas metas que te permitan ir forjando una calidad de vida que te acerquen cada vez a lograr y experimentar el wellness, esa sensación de bienestar tan anhelada y que en ocasiones percibimos como lejana. Ten en consideración que existen algunas metodologías, herramientas, actividades o aplicaciones que pueden ayudarte, utiliza la que más te guste o se adapte a tus necesidades para que puedas darte la oportunidad de lograr un equilibrio en tu día a día.