El ritmo acelerado de la vida, las exigencias y demandas diarias al cambiar la página y avanzar cada momento para estar más cerca de nuestros sueños, requiere mucho más que energía y ganas, mucho más que motivación o exacta planeación. Claro, estos elementos y otros más como la actitud y la perseverancia son importantes para dar pasos agigantados y firmes en el proceso de nuestro crecimiento personal, que junto con la pasión son el complemento adecuado en cada cosa que hacemos.
A veces, puede hacernos falta un pequeño empujón, cruzar aquella línea que divide el hacer del no hacer, entre triunfar o fracasar ante situaciones tan comunes como lo son tomar nuestras decisiones de rutina o las que marcarán un cambio en nuestra vida y, recordemos que cada persona experimenta de manera muy particular e individual cuando se encuentra en la disyuntiva de arriesgarse por algo o por alguien, por ejemplo: Buscar un ascenso, un mejor empleo, iniciar o continuar una relación de pareja, formar una familia, cambiar de lugar de residencia, emprender, independizarse, tener hijos, tantas alternativas que pueden venir acompañadas de múltiples emociones como alegría, miedo, enojo, tristeza o incertidumbre y además pueden presentarse episodios de ansiedad, estrés o pánico. Es muy importante tener presente que cada uno, lo experimenta de manera única.
Lo que tiene un gran significado, es recordar que el valor es un gran aliado y a veces puede estar traspapelado entre los pensamientos y emociones que nos invaden en cada situación. El valor es ese caballo de batalla en nuestro interior y al que nos hace falta ayudarle a levantar la mirada para empoderarnos y dar el siguiente paso, para ir al otro lado del que nos encontramos y darnos cuenta de que la vista es genial.
Nelson Mandela dijo alguna
Seamos valientes, cada acción intencionada que realicemos nos acerca cada vez más al cumplimiento de nuestras metas personales y nos ofrece la oportunidad de aprender acerca de nosotros mismos, ganamos autoconocimiento, lo que nos reafirma y valida ante nuestra conciencia y por ende, ante los demás.
Te invito a tener la valentía de:
- Aceptarte, quererte y ser la mejor versión de ti
- Hacer lo que te llena de felicidad
- Disfrutar de lo que haces
- Divertirte cada día
- Sonreírle al mundo
- Levantar tu voz para decir lo que piensas y sientes
- Respetarte a ti mismo y a los demás
- Cuidar tu dignidad
- Perdonar
- Invertir en ti, en lo que tú quieras, lo importante es que tengas claro que eres tu mejor apuesta.
- Retarte y poner a prueba tus propios límites para descubrir hasta donde puedes llegar
- Tener ideas y llevarlas a cabo
- Innovar
- Ser disciplinado para lograr tus objetivos
- Idear un plan B
- Sentir y emocionarte
- Fortalecer tu actitud positiva
- Cuidar los pasos andados y el camino recorrido sin retroceder
- Aceptar el pasado, aprender de él, abrazar y disfrutar el presente
- Decidir con responsabilidad
- Olvidarte de la culpa que te aprisiona e impide moverte
- Ser justo y humano con los demás
- Cultivar hábitos saludables y cuidar tu cuerpo
- Fortalecer lazos familiares y de amistad
- Gestionar los pensamientos o creencias irracionales, únicamente te atormentan
- Gestionar emociones
- Valorarte y valorar a los demás
- Pensar positivo y aceptar que a veces puede haber complicaciones
- Solucionar tus problemas
- Mejorar tu calidad de vida
- Buscar equilibrio y armonía
- Mantenerte firme y con la frente en alto ante la adversidad
- Aceptar las pérdidas y elaborarlas
- Poner límites, entender que los demás también pondrán límites y respetarlos.
- Romper los apegos que te lastiman
- Aprender de tus aciertos y fracasos
- Cumplir tus promesas
- Vivir con honestidad
- Ser compasivo, incluso contigo
- Hacer algo que jamás hayas hecho
- Compartir tu valentía
En mi experiencia, he aprendido que el ser valeroso es un gran poder y lo mejor ¡Es gratis! Únicamente debemos confiar en nosotros mismos, estar enfocados y dar un paso a la vez.
Viktor Frankl, y considero, que cada día tenemos la oportunidad para hacerlo.