“No somos más que nuestras propias decisiones” escribió alguna vez Jean-Paul Sartre, frase que con justa razón nos invita al compromiso propio.
Como seres humanos, con múltiples cualidades y con la oportunidad de aspirar a buscar lo mejor para uno mismo, poseemos la gran responsabilidad de ser el personaje principal de nuestra propia historia, en ocasiones una tarea poco sencilla, ya que requiere de un equilibro importante entre lo que cada uno decide ser, hacer y sentir, en cómo lo gestionamos hacia nuestro interior, lo aplicamos hacia otros y lo llevamos a los contextos o ambientes en los que nos desenvolvemos, ya sea con la familia, en el trabajo, en la escuela, con los amigos e incluso, con algún desconocido.
Nuestra adaptación al entorno toma partido para no poner en riesgo nuestra esencia, en esta frágil y delgada línea se requiere de autoconfianza y dominio propio para validar nuestra personalidad e identidad. Es muy probable que en ocasiones po
Sin embargo, pueden darse etapas en las que se nos dificulte distinguir, porque no podemos reconocer la respuesta aunque parezca tan obvia como si estuviera frente a nuestras narices, o no sabemos qué pensar, cómo actuar o sentirnos al respecto. Ante esto, puede ser complejo responder, más no imposible.
Todo radica en ser muy conscientes de que nosotros mismos, siempre seremos parte de la solución de cualquier circunstancia de nuestra vida, sea complicada o no. Es el momento decisivo entre ser el protagonista que resuelve o la víctima que saldrá a escena dramáticamente.
Es primordial gestionar habilidades, recursos emocionales e incluso nuestra actitud, porque se convierten en motivadores para lograr nuestra autosuficiencia.
Recuerda, no se trata de arte de magia, es como una competencia que tenemos la posibilidad de moldear y con práctica constante cada vez la podrás ejecutar de mejor manera, además, seguramente lograrás disfrutar más de ti.
En mi opinión, la forma de optar por la felicidad (estado de grata satisfacción espiritual y física, DLE), es convirtiéndote en el protagonista de tu propia vida y de tu historia.